Aurora Reyes Primer Muralista Mexicana

El 26 de Abril de 1985 fue el último día terrenal de Aurora Reyes Flores. Sus 77 años de vida fueron en su mayoría de lucha, libertad, creación plástica y literaria, aunque en la actualidad poco se hable de ello.

Aurora Reyes es considera la primera muralista mexicana, hija de familia acomodada en tiempos prerevolucionarios, que cae rápidamente en desgracia durante los acontecimientos del gran conflicto bélico, nace chihuahuense, en su niñez vive el conflicto armado de la Revolución Mexicana en carne propia. Su casa es ocupada por tropas diversos bandos en plena lucha, su abuelo asesinado frente a Palacio Nacional, en los sucesos de 1913 durante la infame Decena Trágica, atreviéndonos a pensar, todo esto como semilla que germinaría una visión política y expresión de izquierda militante.

Aurora Reyes Flores. Autonombrada la primera muralista mexicana.

Se inicia en la ruta artística desde la formalidad en la Escuela Nacional de Bellas Artes, continuando su formación de manera autodidacta, debido a las constantes presiones de autoridades escolares, que consideraban a la familia de Bernardo Reyes cercana a Diego Rivera y la militancia perseguida del socialismo. A pesar de esto logra exponer su obra en el Salón de la Plástica Mexicana y en lo internacional en Francia, Cuba y Estados Unidos. Convirtiéndose en referente creativo de su tiempo, plasmando murales de fuerte contenido político de ideales socialistas en favor de las mujeres del campo y la enseñanza rural, a la par del trabajo de Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Clemente Orozco, Frida Kahlo, Chávez Morado, entre otros grandes.

Es innegable la influencia sobre sus ideales y probablemente su trabajo artístico, la larga y estrecha amistad con Frida Kahlo con quien congenia desde sus 18 años hasta su muerte, como la convivencia y familiaridad con el poeta Alfonso Reyes, pero sobre todo, su compromiso social con los desprotegidos y trabajadores de la educación de su tiempo. Para 1936 se une a LEAR (Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios ) siendo esto factor clave para la realización del primer y más famoso fresco con el que iniciaría su carrera como muralista y se le reconocería como La primer Muralista Mexicana.

Atentado a maestras rurales (1936), mural al fresco, 2 x 4 m. Centro Escolar Revolución. Reprografía

Pero no solo su enorme talento pictórico trascendió épocas. Su trabajo social, sindicalista y poético resuena en las conciencias de su tiempo y hasta nuestros días. Es amenazada de cárcel por el régimen del ex presidente Miguel Alemán de atreverse a recitar en público su poesía, el más famoso hasta entonces, «Hombre de México», llegando a ser la última y más absurda censura a sus letras en 2014 por el director de Televisión Educativa, al finalizar de forma anticipada la declamación de dicho poema en pleno homenaje, por ser considerado «un insulto al presidente» en turno.

En lo social su huella es profunda, ya que desde su inicio como docente en Artes Plásticas para la Secretaria de Educación Pública en 1927, donde laboraría hasta su jubilación, sin ser el fin de su esfuerzos, enriqueció con su enseñanza y activismo dentro y fuera del sistema educativo, valores revolucionarios en las conciencias, como una educación socialista impulsada en ese tiempo, como alternativa a la profunda desigualdad que ha marcado a México por generaciones.

Primer Encuentro – Mural de 5 x 5 metros en sala de cabildos de la actual Alcaldía Coyoacán.

Su último mural paradójicamente es para ella, el «Primer Encuentro». Lo realiza en 1977 en Coyoacán en la sala de cabildos de la hoy Alcaldía Coyoacán, figura entre elementos históricos prehispánicos de la propia demarcación y presentando, «un enfrentamiento entre el héroe y el villano propio que contribuye en buena manera para la apropiación de la historia desde los muros» al más puro estilo etnicista de la cruzada muralista de antaño impulsada por el Estado mexicano. «En la complicada vía de lucha y de tragedia del pueblo mexicano, el mito recupera a quien Reyes llamó el padre nuestro, Cuauhtémoc, como símbolo de la gloria nunca destruida de la patria. De ahí su descenso alado desde el sol…»

Sin duda, su aporte plástico, militante y poético, debe ser desempolvado, para dar cause a nuevas generaciones de fuertes convicciones por la educación popular, laica y científica, para una vez más, fundirse en una cultura para quienes sostienen este país, sus campesinos y trabajadores en el más amplio sentido de la palabra, llenando los sentidos y elevando las conciencias a través del arte.

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